Al nacer nuestro destino es llegar al final de nuestra vida. Desde el primer respiro que damos hasta el último pasan años, muchos años, años que dedicamos a crecer, aprender, experimentar, querer... Y sin saber cuando llegará nuestro último respiro, vivimos nuestra vida cargada de emociones!!
Pero irremediablemente, el final de la vida llega... Y se hace notar, el entorno se apaga, el oxígeno se hace espeso, el frío inunda tu ser, pero tu sangre, todavía caliente genera ese sudor... Y el olor, un olor característico, un olor único pero igual para todos... Al final de la vida nos reconciliamos con nosotros mismos y decidimos cerrar los ojos para descansar durante ese trayecto hacía el final...
Pero a veces creemos que ya es la hora y nos equivocamos, parece que el entorno se apaga, parece que nuestro cuerpo acoge en su interior el frío y el calor, el oxígeno se vuelve espeso y nos reconciliamos con nosotros mismos, pero no es el momento, el entorno no está preparado para apagarse así que hace todo lo posible para el cuerpo deje de sentir ese frío-calor y que el oxígeno vuelva a ser ligero, y como no es el momento del final todos los esfuerzos tienen recompensa y se vuelve a respirar, se vuelve a vivir...
Al final de la vida debemos ser conscientes de que es el final de nuestra historia, pero si no lo es, dejemos que nuestros pulmones vuelvan a llenarse de vida y dediquémonos a exprimir todas las experiencias que nos faltan por vivir, hasta que el final de la vida llegue realmente.
" No era el final, tu historia tiene muchísimas experiencias que vivir,
momentos que viviremos contigo y que se convertirán en bonitos recuerdos,
pero de momento y por mucho tiempo,
tu lugar está aquí, con nosotros..."
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